Reseña: The Jock and the Fat Chick de Nicole Winters

¡No! ¡No os vayáis! Ya sé que el título de la novela no ayuda nada, yo misma estuve a punto de no leerla porque ese título es simplemente odioso. SIn embargo,el hada de las buenas lecturas me detuvo y me animé a leer esta novela juvenil romántica que tiene mucho más que decir de lo que su título deja entrever.

Nadie dijo nunca que el instituto fuera fácil y Kevin, en su último año de instituto, tendrá que preguntarse a que está dispuesto a renunciar para encajar.  Kevin parece tenerlo todo: es popular, guapo y a punto de de conseguir una beca de hockey para la universidad. Sin embargo, Kevin esconde dos grandes secretos. El primero es que ha suspendido un trabajo y su profesor lo está obligando a asistir a la peor clase: tecnología doméstica. Su segundo secreto es que a Kevin le gusta Claire, una compañera de su clase de tecnología domestica. Para Kevin, Claire sí que lo tiene todo: es divertida, inteligente, guapa y segura de sí misma, pero está fuera de los límites. Kevin sabe lo que ocurre cuando alguien de su grupo se atreve a salir con una no-animadora y no hay nada en este mundo que lo convenza que merece la pena pasar por eso… hasta que en clase de tecnología doméstica,la profesora decide emparejar a Kevin y Claire para un trabajo y, en el proceso, complicarle la vida a Kevin.

Mi opinión

The Jock and the Fat Chick es una típica historia de amor de instituto entre el deportista popular y la chica que pasa desapercibida. Sin embargo, Nicole Winters consigue en esta novela darle una vuelta de tuerca a los tópicos y ofrecernos algo un poco distinto. A continuación os explico porque disfruté tanto este libro.

Kevin como narrador y centro de la historia

No suelo leer mucha romántica contemporánea así que no puedo aseguraros que tener al chico como único narrador sea algo completamente nuevo, pero por lo menos puedo decir que no es muy habitual. Normalmente, las historias de amor, con público femenino en su mayoría, suelen favorecer narradoras femeninas y contar la historia desde su punto de vista. The Jock and the Fat Chick hace exactamente lo contrario, Kevin será nuestro narrador y él es encargado de guiarnos por esta historia de amor. Nosotros conocemos los sentimientos, reflexiones y miedos de Kevin mientras que de Claire sólo llegamos a saber lo que el propio Kevin sabe.  Este cambio de roles me encantó. En las historias románticas suelo echar en falta la perspectiva masculina, pero aquí nos la encontramos en todo su esplendor. Kevin como narrador es especialmente valioso porque está lejos de ser tu prototipo de héroe romántico.  Kevin es lo que podríamos llamar un “buen tío”: agradable, divertido, no se mete en muchos problemas, pero da excesiva importancia a las apariencias y a lo que los demás piensan de él.  Esto provoca que las cosas que hace o incluso piensa no sean siempre las más acertadas, pero eso es precisamente lo interesante. El hecho de que sea un poco gilipollas bajo la presión del grupo lo convierten en un personaje adolescente más realista y su evolución más creíble.

Claire, algo más que su peso

En las historias con protagonistas con sobrepeso o gordas, uno de los defectos típicos es centrar toda la trama en torno a ello. Aquí no ocurre eso. El peso de Claire es simplemente una característica más y que no la define más que su color de pelo o su pasión por la cocina. Claire no es la típica nerd apocada de este tipo de historias, sino que es una chica con seguridad en sí misma, que sabe lo que quiere y que está dispuesta a trabajar duro para conseguirlo. Ella no tiene ningún problema con su apariencia física, es más, a lo largo de la historia se puede ver que Claire está muy cómoda en su piel y creo que nunca comenta nada acerca de su apariencia física en toda la historia. Quien tiene problemas es Kevin, no tanto por lo que él piensa de Claire sino por el miedo a lo que pensarán los demás.  En ese sentido, encontré muy refrescante que la chica gorda no fuera la que tuviera problemas de autoestima y que fuera el deportista guapo y aparentemente sano el que tuviera una relación peligrosa con la comida.

No hay grandes dramas 

Las historias de instituto suelen ser muy dramáticas porque sus protagonistas adolescentes viven todo a flor de piel. Esto no es malo, simplemente una característica del género, pero de vez en cuando se disfruta de historias sin grandes sobresaltos. Claire y Kevin tienen 17 años y están a punto de marcharse a la universidad, en el caso de Claire posiblemente a Europa para convertirse en chef, así que los dos saben que lo suyo no tiene mucho futuro. Tal vez por eso, su relación, aunque es el punto central de la historia no es el punto central de sus vidas.  Ambos tienen otros intereses, preocupaciones y cosas que no están dispuestos a arriesgar por el drama adolescente. En general, todos los problemas que aparecen son tratados con gran madurez por parte de los protagonistas pero no penséis que esto lo hace menos emotivo, al contrario muestra más los sentimientos porque en la novela, al igual que en la vida, el amor no gana siempre.

Las clases de cocina son maravillosas

Kevin y Claire se conocen en clases de cocina y Claire planea convertirse en chef al igual que sus padres, por lo que la cocina y los alimentos están muy presentes en toda la novela. El hecho incluir las clases de cocina de los dos me pareció original pero además es que está muy bien descrito y disfrutas imaginándote esos platos que preparan.  Cocinar es algo por lo que Claire siente una profunda pasión y que se transmite a través de las páginas. Terminareis el libro muriéndoos de hambre y con ganas de probar platos exóticos

Los dos personajes tienen una gran química

Que no existan grandes dramas como os comentaba más arriba no quiere decir que los dos personajes no tengan una gran química. Ambos se compenetran muy bien y sus conversaciones son muy entretenidas. Además, todos sus encuentros  son tremendamente sensuales que no sexuales. Creo que no hay ninguna escena sexual explícita (creo), pero los encuentros entre los dos personajes, incluso cuando sólo están cocinando, están cargados de sensualidad, lo que es perfectamente lógico cuando tienes a dos adolescentes que se gustan. También tenemos una escena muy divertida cuando el pobre Kevin tiene una erección en el momento menos oportuno. Esa escena es el mejor ejemplo del tipo de relación entre los dos personajes: realista, sincera y con mucho humor.

Guardar las apariencias y sus consecuencias

Si habéis leído hasta aquí, ya sabréis o imaginareis que el problema central del que habla la historia es la importancia de las apariencias. Obviamente Kevin cambiará su perspectiva a lo largo de la historia pero por el camino meterá la pata más de una vez. Además, al final de la historia no tenemos una redención total, sino a un personaje que ve dónde se ha equivocado y empieza a hacer pequeños cambios. Personalmente, esto me gustó mucho porque uno de los  problemas que me suelo encontrar con este tipo de historias es que todo se arregla de la noche a la mañana. Otra de las quejas que suele recibir este libro, muy relacionado con el tema de las apariencias, es que Kevin y sus amigos pueden ser bastante ofensivos y yo diría que hasta gilipollas. Y es totalmente cierto. Es verdad que los adolescentes reales son incluso peores de lo que nos encontramos aquí, pero no estoy segura de que la autora consigue redimir del todo a los personajes ni ofrecer una reflexión de suficiente valor como para justificar algunas de las cosas que pasan. Pese a todo, la lectura para mi fue disfrutable pero entiendo perfectamente porque a algunas personas podría echarles para atrás.

En resumen, The Jock and The Fat Chick es una historia romántica ligera que le da un par de vueltas a los tópicos de adolescentes y nos presenta a dos personajes más maduros pero también con más defectos de lo habitual. Se trata de una lectura divertida y rápida que trata el tema sobreutilizado de las apariencias físicas aunque sin aportar gran profundidad.

Puntuación: 4/5 

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