La reseña doble de hoy es de “clásicos”. A primera vista podría parecer que La Celestina y Fruta prohibida tienen poco en común. Para empezar, fueron publicados con más de 400 años de diferencia, están ambientados en países distintos y tienen formatos muy diferentes, uno es teatro y el otro novela. Sin embargo, hay algo que para mí une estas dos obras, y es el hecho de que las dos reflejan las relaciones amorosas, no sé si de forma más honesta, pero desde luego sí de una forma distinta a la que estamos acostumbrados. La Celestina nos presenta a una pareja que se entrega al “pecado carnal” antes del matrimonio y a una madame de barrio que entre sus muchos trabajos se dedica a reconstruir virgos. Fruta prohibida por su parte, nos invita a acompañar a Jeannette en su proceso de madurar y descubrir su sexualidad en el seno de una familia perteneciente a una secta extremadamente religiosa.
La cuestión de las apariencias es por tanto fundamental en las dos obras. Nuestro protagonistas actúan de forma contraria a lo que se espera de ellos y por tanto, si quieren evitar ser unos parias sociales necesitan aprender a fingir, esconder y engañar. Pero lo mejor, es que en ambas obras podemos ver que nuestros protagonistas no son los únicos que tienen cosas que esconder, demostrando que tanto hace 400 años como ahora, la hipocresía social estaba a la orden del día. Por último, otra de las cosas que comparten estas dos historias es el hecho de que ambas giran entorno a una mujer de carácter muy fuerte, capaz de dominar la vida de aquellos que tiene a su alrededor para su provecho o interés y que toma decisiones bastante cuestionables. Las verdaderas protagonistas son mujeres inteligentes y en control que sin embargo no serán capaces de evitar su destino. Como podéis ver, tanto La Celestina como Fruta Prohibida son obran que dan mucho que pensar y que hablar.

Calisto, un joven de noble linaje se enamora a primera vista de Melibea, la única heredera de una familia, cuando entra al huerto de su casa buscando su halcón. Pero cuando Calisto comienza a expresarle sus sentimientos con lisonjas pero ella lo rechaza. Su criado Sempronio le sugiere que recurra a una vieja prostituta y alcahueta profesional llamada Celestina.

La Celestina es un clásico de la literatura española que nos cuenta como Celestina, una vieja alcahueta dedicada a negocios turbios, decide ayudar a Calisto a conquistar a su amada Melibea. Pero Celestina no es la única interesada en el dinero de Calisto y para poder llevar a cabo su misión tendrá que involucrar a más gente de la esperada. Como muchos de vosotros, yo había oído hablar de esta historia hasta la saciedad antes de leerla y por eso tenía algunas ideas preconcebidas sobre de que iba la historia. Una de esas ideas era que la historia se centraba más en el romance de Calisto y Melibea siendo una especie de Romeo y Julieta a la española pero con más sexo. Obviamente me equivocaba y, aunque la historia de Celestina es suficientemente interesante si que eché de menos algo más de desarrollo estos dos nobles que inician toda la historia y que tienen un desenlace tan trágico.
Otra de las cosas que me sorprendió fue lo explícito de la obra. Tenéis que pesar que yo vengo de leer a Jane Austen donde los protagonistas no se dan ni un mísero beso y de repente, me encuentro con Celestina que trata el tema del sexo con una soltura y naturalidad totalmente ausente incluso en obras actuales. Me cautivo leer la hipocresía con la que trataban el tema de la virginidad, lo normal que se veía el hecho del sexo, incluso si después se tenía que fingir lo contrario y la conciencia de que todos estaban en el mismo barco aunque durante el día pretendieran nunca haber visto el puerto. No sé si la obra es un reflejo real de la sociedad de la época pero yo disfruté mucho con la desmitificación de los tiempos pasados como más inocentes e incultos. En La Celestina, todo el mundo sabía muy bien lo que hacía, dentro de sus limitaciones por supuesto, y tenían solución o apaño para cualquier problema amoroso.
En cuanto a la forma de contar la historia, tengo que reconocer que los diálogos se me hicieron un poco complejos y pesados, sobre todo al principio. El vocabulario no es al que estamos acostumbrados la mayoría por lo que la lectura se puede volver algo farragosa, especialmente cuando los personajes recitan sus largos monólogos. Estos monólogos ofrecen visiones del mundo y explicaciones muy interesantes, y en realidad es casi lo que más valor tiene de la novela, pero ralentizan la acción. A veces parecía que la historia se trataba más de conversaciones entre los personajes que sobre los acontecimientos. El hecho de que parte de la novela sean las idas y venidas de los criados también pudo influir en que estos monólogos se me hicieran mas pesados porque las dudas de los sirvientes se me hicieron algo repetitivas.
A veces no mucho, para ser sinceros
Sobre los personajes, me ocurrió lo que siempre o casi siempre me ocurre cuando leo teatro y es que nunca sé cuando los personajes me están mintiendo. La falta de un narrador que de detalles sobre posiciones, tonos, situaciones hace que me sea más difícil comprender a los protagonistas. Sin embargo, en esta obra, eso lo hace precisamente más interesante. No saber cuando Celestina está manipulando o siendo sincera o cuando los sirvientes se creen de verdad lo que les dicen o simplemente están siguiendo la situación hace a la historia mucho más interesante y con más lecturas. Por supuesto, el gran personaje de la obra es Celestina y es ella la que lleva todo el peso de la historia. Conocer a esta mujer y sus artes es una de las cosas más interesantes que me ha pasado (literariamente hablando claro) en los últimos meses. Se trata de un personaje con muchos matices y cuya inteligencia, capacidad para manipular y recursos la convierten en uno de los personajes femeninos más interesantes que he leído.
En resumen, La Celestina es un clásico que nos ofrece una visión diferente de la vida hace siglos y que trata temas controvertidos con total soltura y sin ningún pudor. El lenguaje puede ser algo complicado y enrevesado y la acción algo lenta a veces pero merece mucho la pena por sus grandes personajes y reflexiones sobre la vida.

Puntuación: 4/5


Esta es la historia de Jeanette, adoptada y criada por su madre como una de las elegidas por Dios. Creyente y apasionada, Jeannette parece destinada a una vida como misionera, cumpliendo así la aspiración frustrada de su madre pero la aparición de Melanie, una nueva conversa acabará por truncar sus planes.
Fruta Prohibida nos cuenta la historia de Jeanette, una niña que ha sido criada por una fanática religiosa. Sin ir al colegio, pues su madre se opone a que se mezcle con los pecadores, y con una reducida vida social, el mundo de Jeannette es exclusivamente su Iglesia. Sin embargo, a medida que va creciendo se irá dando cuenta de que el mundo es mucho más complejo y diverso de lo que su madre le había hecho creer. Esta historia, como ocurre con La Celestina, nos muestra una realidad muy poco explorada en la literatura como es la religión. La novela, en parte autobiográfica, hace un gran trabajo para describir lo estrecho y agobiante que puede ser tu mundo cuando este está dirigido por creencias intolerantes pero a la vez, que complicado puede ser dejar este mundo atrás cuando no conoces nada más.
Curiosamente, a pesar de lo extremo de las creencias religiosas de algunos de los personajes, la novela hace un gran trabajo en retratar una realidad sin juzgar ni criticar excesivamente. La autora muestra todas las limitaciones de ese mundo pero también todas sus virtudes. Además, acompañar a Jeanette por su crisis de fe es la plataforma ideal para reflexionar sobre el papel de la religión en nuestras vidas, haciendo de este libro no una historia religiosa sino una historia sobre la religión. Obviamente, al retratar a personajes con unas convicciones tan férreas podremos ver de cerca las hipocresías y mentiras que estos se permiten en su vida. Como decía Alfred Alder “Es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo a ellos” y eso es precisamente lo que les ocurre a los personajes de esta novela, que de lo que predican a lo que viven a veces, puede haber una gran distancia.
Otro de los elementos que me cautivo fue la forma de narrar. Nuestra narradora es Jeanette que va contado lo que le ocurrió pero adornando la historia principal con muchos otros recuerdos o historias secundarias. Aunque la historia es más o menos lineal si es cierto que en la narración hay muchos cortes, como pequeños momentos de una vida, que tú te tienes que encargar de ordenar. No es la estructura más compleja que he leído pero si que puede echar a alguna gente para atrás. El hecho de que se narren muchos momentos aparentemente insustanciales o no relevantes para la trama principal también puede parecer un punto negativo pero para mí era fundamental. Con esos pequeños momentos, la autora consigue describir perfectamente como es la vida y cada uno de sus personajes. No necesita descripciones o muchas palabras sino que las acciones de la vida cotidiana de sus protagonistas nos muestran quienes son realmente. A ese respecto, el personaje de la madre es espectacular y yo diría que roba buena parte del protagonismo.
Lo que no disfruté tanto fue el uso de metáfora y de los sueños. Ya sabéis que yo odio el recurso de los sueños en las novelas y aquí no podía ser menos pero es que además, esta novela introduce bastante metáforas o historias alegóricas. Estas alegorías ayudan a transmitir las ideas de la novela pero hicieron que yo le perdiera apego a los personajes especialmente en la segunda mitad. En esta segunda mitad es también cuando se pierde algo del interés para mí, pero tiene que ver más con un problema de expectativas que con la obra en sí. Yo esperaba algo más de dramatismo o fuerza emocional y aunque es cierto que lo que ocurre es bastante “fuerte” los personajes lo llevan con tal normalidad que para mí perdió su impacto. Supongo que esto ocurre porque el foco está puesto más en la cuestión de la intolerancia que en cualquier otro arco narrativo.
Por último, seguro que os estáis preguntando cuando comentó la cuestión LGTB que se trata en la obra. La autora dice que su novela no es una historia LGTB sino una historia de madurez y estoy de acuerdo con ella. Es cierto que el punto de inflexión para la protagonista es cuando descubre que es lesbiana pero no es un elemento fundamental en la trama. La sexualidad de Jeannette simplemente es algo que la hace diferente al resto de su grupo y la margina, pero cualquier otra cosa que la diferenciara de la masa tendría el mismo efecto. Con eso no quiero decir que no se trate el tema de la sexualidad sino que este es simplemente un elemento más en la vida de Jeanette, que es mucho más compleja que su orientación sexual.
En resumen, Fruta Prohibida es una gran novela que en poco espacio trata temas muy complejos. No es un novela sencilla y por eso puede no ser para todo el mundo, pero si estáis buscando una historia diferente, profunda, que os haga pensar y que está narrada de una forma poco tradicional tenéis que darle una oportunidad a esta novela.
Cita favorita:
Puntuación:3’5/5
¿Habéis leído alguno?
¿Os llaman la atención?
1 comentarios:
Me tuve que leer la celestina para clase, y bueno esos libros que te obligan a leer y más para examinarte no suelen dejarte buenos recuerdos...En algún momento lo releeré y a ver si consigo apreciarla:)
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