Reseña: Maus y Una judía americana en Israel

Después de leer Persépolis me entraron ganas de leer más biografías en formato comic. No soporto los memoirs, pero si la historia está contada con imágenes, ya sea una película o un cómic, no puedo resistirme.

 

Como siempre que quiero probar una género nuevo, pedí consejo a mi bibliotecaria que me dijo que la mejor biografía que había leído nunca en comic era Maus. Además me recomendó, siguiendo con el tema del conflicto judío, Una judía americana en Israel. Los dos me han encantado y como las dos historias tienen como protagonista al pueblo judío he decidido traeros una reseña conjunta.

 

 

Maus, relato de un superviviente de Art Spiegelman

Maus es la historia de gatos nazis y ratones judíos durante la segunda guerra mundial, es la historia de Vladek entre 1937 y 1945 luchando por sobrevivir y es la historia, 30 años después, de Vladek y su hijo Art aprendiendo a vivir con el pasado.

 

Maus es una de las miles de historias que se cuentan sobre la guerra y los campos de concentración, pero que destaca por lo realista y complejo que es su protagonista, Vladek. Vladek no es un hombre agradable. Las secuelas de la guerra y del suicidio de su mujer le han agriado el carácter, la culpa del superviviente lo vuelve quisquilloso, maniático y además, racista. Pero Vladek es también un hombre con una gran fuerza de voluntad, decidido, con un amor desmedido por su familia, que ha pasado por mucho e intenta sobrellevarlo lo mejor que puede. La representación que Art hace de su padre en este cómic, con todas sus virtudes y defectos nos recuerdan que los seres humanos somos complejos y contradictorios pero no por eso menos merecedores de dignidad y cariño.

 

 

Otro de los puntos interesantes de la historia que a pesar de ser una historia de ratones judíos y gatos nazis, estos últimos están muy poco presentes. Se habla y se huye de ellos, se les teme, se les escucha pero pocas veces se los ve. La mayoría de los problemas a los que tiene que enfrentarse Vladek, aunque son indirectamente provocados por los alemanes, son directamente infligidos por otros judíos o por los polacos.

 

La historia se divide en dos tomos, de seis capítulos cada uno y en cada capítulo se alterna  la historia de Vladek durante la guerra, contada de forma lineal, y el propio Vladek treinta años después contándole la historia a su hijo. La parte del presente, finales de los 70, palidece un poco frente al drama de la guerra pero al mismo tiempo ayuda a equilibrar una historia que por si sola sería demasiado difícil de digerir.

 

 

El ritmo de la historia va en aumento, ya  que a cada paso, la situación se vuelve más y más complicada para el protagonista y te obliga a seguir leyendo. Incluso sabiendo que Vladek sobrevive, al fin y al cabo está relatando la historia 30 años después, hay más de un momento en el que te encuentras al borde del ataque de nervios.

 

En cuanto a los dibujos, el estilo de Spiegelman no es realista pero sobre todo no es emotivo. Se lo ha criticado muchas veces de inexpresivo pero para mí es precisamente ahí donde radica su fuerza. La historia de Vladek ya es suficientemente poderosa sin necesidad de caer en dibujos sentimentaloides y precisamente los momentos más impactantes resaltan todavía más porque no se ha abusado de la emoción durante la mayor parte del relato. No es de extrañar, por tanto, que Maus fuera el primer y único cómic en ganar un premio Pulitzer. Lo consiguió en 1992.

 

 

Sin duda Maus es un cómic que recomiendo a todo el mundo, que cuenta una historia poderosa no sólo a nivel emocional sino también intelectual y nos hará reflexionar mucho sobre lo que es capaz de hacer el ser humano.

 

 

 

 

 

Una judía americana perdida en Israel de Sarah Glidden

 

Si Maus nos hablaba de la situación de los judíos durante la II Guerra Mundial, este cómic intenta reflejar, a través de una historia autobiográfica, cual es la situación del pueblo judío en la actualidad.

 

Sarah es una judía americana anti-Israel que a pesar de todo decide aprovechar el programa “derecho de nacimiento” para visitar el país y conocer la situación de primera mano. El programa “derecho de nacimiento” consiste en un viaje con todos los gastos pagados a Israel para todos aquellos judíos que no han estado nunca en el país. A través de su visita vemos como Sarah tiene que enfrentarse a sus ideas preconcebidas pero también a las contradicciones y complejidades del que dicen que es su país.

 

Una judía americana es una historia de reflexión y no de acción. Aunque nunca llega a hacerse aburrida, no es ni de lejos una historia ligera. Sarah aporta mucha información y el lector necesita reposar todo lo que se le está contando y sacar sus propias conclusiones al respecto. Además, para disfrutar la historia en profundidad es conveniente tener al menos un conocimiento básico sobre la historia del conflicto palestino-israelí porque aunque la historia central es fácil de seguir sin conocimientos previos, todas las reflexiones pueden resultar algo confusas si no se conocen puntos clave de la historia como la guerra de los seis días o la publicación del memorando de Koening.

 

 

Eso sí, no esperéis sacar conclusiones blancas o negras tras haber leído este cómic. Sarah pasa toda la historia carcomida por dudas y contradicciones con las que el lector se puede identificar muy bien. Si para nosotros puede resultar complicado, decidir nuestra posición al respecto que no será para nuestra protagonista que es judía pero altamente crítica con Israel.

 

En cuanto el estilo de dibujo es precioso. Sarah Glidden pinta con acuarelas que le dan un toque muy inocente y ayudan a identificarse con su lucha interior, además que no es un tipo de dibujo que se vea muy a menudo.

 

Sin duda os recomiendo Una judía americana perdida en Israel porque en palabras de su propia autora, te dejará con “una poderosa explicación de porqué la gente tiene problemas decidiendo que hacer con una nación que es simultáneamente despreciable, noble, antigua, racista, hermosa, fea y profunda y perdurablemente etnocéntrica”